El día de ayer, 20 de Marzo, se celebró el “Día Internacional de la Felicidad”, el cual se celebra desde 2013 cada año. Es por ello que hoy quiero aprovechar de abordar en torno a este concepto, sus perspectivas y abordajes y mi propia comprensión.

A lo largo y ancho del mundo y cotidianamente, el concepto de “felicidad” o el “sentirse / estar feliz” son temas a los que nos referimos una y otra vez. Nuestra música, series, películas, pinturas y arte en general hacen referencia a esto de diversas formas, con diversos colores y temáticas, como también lo hace el marketing y las industrias. Y no es una simple coincidencia: es un aspecto tan importante y vital en nuestra existencia que ya desde 2012, la Asamblea General de la ONU decretó en su resolución 66/281 “la búsqueda de la felicidad como objetivo humano fundamental”, dando clara muestra de la relevancia de su presencia en nuestras existencias. Pero, ¿qué es la felicidad?

Así como con el amor, la felicidad tiene tantas definiciones como ámbitos podemos explorar. Por ejemplo, Aristóteles describía que la felicidad

“consiste en lograr, a lo largo de toda la vida, todos los bienes -salud, riqueza, conocimiento, amigos, etc. – que conducen a la perfección de la naturaleza humana y al enriquecimiento de la vida humana”,

como también:

“que la felicidad es una actividad de acuerdo a la virtud. El hombre feliz vive bien y obra bien El obrar sigue al ser para la consecución de su finalidad.”

Si nos basamos en nuestro diccionario (RAE), la felicidad se define como:

“Del lat. felicĭtas, -ātis.

1. f. Estado de grata satisfacción espiritual y física.

2. f. Persona, situación, objeto o conjunto de ellos que contribuyen a hacer feliz. Mi familia es mi felicidad.

3. f. Ausencia de inconvenientes o tropiezos. Viajar con felicidad.”

Si exploramos además lo que se plantea desde la psicología en general y los abordajes filosóficos, la felicidad

“está caracterizada como un estado mental con un fuerte carga emocional, pero que también se basa en ideas y creencias. En este sentido, la felicidad engloba tanto emociones como elementos cognitivos (es decir, pensamientos estructurados en conceptos entrelazados entre sí, muchas veces a través del lenguaje). Y desde este punto de vista, se tiene en cuenta tanto la lógica cortoplacista del hedonismo como la de la satisfacción vital, inspirada en operaciones mentales más abstractas y largoplacistas.”

Acercando más aún este concepto a nuestros días y desde la Psicología Positiva, podemos tomar la definición de Matthieu Ricard, biólogo molecular y monje budista que ha trabajado en transmitir a occidente las enseñanzas de oriente (por ejemplo en su libro “En defensa del altruismo”) y que fue declarado el “Hombre más feliz del mundo” al ser analizado por neurocientíficos de la Universidad de Wisconsin, en donde sus métricas lo situaban muy por encima de los demás en los parámetros de medición de felicidad, señala que:

“el altruismo y la aceptación del presente son las claves para alcanzar la felicidad auténtica, pero es necesario ser perseverantes a lo largo del camino.”

Por otro lado, Mihalyi Csikszentmihalyi, uno de los investigadores (sino el) más importante del mundo en psicología positiva y autor de la teoría del “Flow” (o flujo), además de uno de los padres de esta corriente de la psicología, señalaba que:

“la felicidad es un producto, el resultado de un estado de flujo. El flujo sería una experiencia en la cual nos mantenemos muy motivados, absortos en lo que estamos haciendo, hasta tal punto que perdemos la noción del tiempo. Cuando ese estado de flujo representa un reto y conduce al crecimiento personal, también nos reporta satisfacción y felicidad.”

Algo símil plantea también Martin Seligman, llamado “el padre de la Psicología Positiva” tras su discurso al asumir la presidencia de la Asociación de Psicología Americana en 1998, quien ha desarrollado una teoría en relación inicialmente a la felicidad y actualmente al florecimiento humano, que se basa en 5 grandes bases que deben ser desarrolladas y trabajadas en pos de alcanzar dicho florecimiento y bienestar, condensadas en el PERMA.

Estos 5 elementos son:

  • Positive Emotions (Emociones Positivas), que implica el experimentar este tipo de emociones como parte de nuestra construcción y vivencia de bienestar (como por ejemplo la alegría, el goce, placer, etc.);
  • Engagement (Compromiso), que implica el comprometernos con aquello que realizamos por cómo nos motiva en nuestro desarrollo, vocación e intereses y que incluso nos lleva a ese estado de “flow” donde el tiempo pareciera no existir en la inmersión en dichas tareas; las
  • Positive Relationships (Relaciones Positivas), que implican el estructurar una red de relaciones nutritivas y beneficiosas para nosotros, y ser nosotros parte de aquellas de los otros, de forma de aportarnos y complementarnos mutuamente, y que se basa en nuestra naturaleza social y cómo los mayores momentos de disfrute y felicidad se dan junto a otros, más que en soledad;
  • Meaning (Sentido), se relaciona con el pertenecer o servir a un propósito mayor, donde lo que hacemos tiene un sentido mayor para nosotros que se relaciona con nuestros principios, ideales, creencias y otros y que apuntan a un bien superior más allá de uno mismo (como por ejemplo el cuidado de las personas o del medioambiente, entre muchos otros); y
  • Achievement (Logro), relacionado con el alcanzar las metas que nos colocamos, ya sea de cosas muy trascendentales como muy simples, valorando la experiencia de haberlo conseguido y nutriéndonos de dicha experiencia.

Así, estos 5 fundamentos se interrelacionan unos con otros y a la vez son independientes, con lo cual si se trabaja en todos ellos podemos ir “floreciendo” y desde ahí, cultivando nuestro bienestar y nuestra felicidad.

Dado todo lo anteriormente descrito, podemos observar que existen muchas perspectivas en torno a qué es la felicidad y por qué su importancia, así como factores comunes: el que se desarrolle en interacción con otros, el ser un propósito que todos buscamos, el bienestar que nos implica vivenciarla, las sensaciones y emociones asociadas así como también a los pensamientos que poseemos, entre otros. Como todo tema de vital relevancia, es esperable que se haga tan difícil unificar un solo concepto pues, como humanos que somos, todos tenemos diversas diferencias en nuestras formas de sentir y pensar (a pesar de experimentar emociones basalmente de forma símil, mas interpretada y sentidamente diferente) y por ende, que la vivencia de la felicidad sea tan diversa.

Tanto por experiencia vital como por formación profesional y académica, entiendo la felicidad no como un objetivo o meta finita, que se alcanza “y punto”. Tampoco como algo donde te quedes estacionado o viviéndolo permanentemente (nuestra propia biología no lo permite, en su búsqueda de equilibrios). Para mi perspectiva, la felicidad es aquello que ocurre cuando, entre todo lo que hacemos y vivimos, podemos tirar una “raya para la suma” y esta queda en “la suma” y no en “la resta”. Es algo que experienciaremos en múltiples ocasiones, como en otras estará ausente pero sabemos que podemos volver a vivirlo, y ello es también motivo de esfuerzo, motivación y trabajo (como diría mi querido colega y amigo Andrés Cabezas, “la psicología positiva no es un deporte para espectadores”, a lo que sumaría yo también el bienestar y la felicidad). No es algo que me sea provisto, si bien mi entorno y las situaciones pueden incidir, sino que es algo por lo que trabajo y me esfuerzo por vivenciar, como parte de nuestro “combustible vital”. Es aquello que, sabiendo que nuestras dos grandes verdades vitales son que alguna vez nacimos y alguna vez moriremos, nos moviliza a aprovechar cada momento que tenemos en nuestro paso por el mundo y por nuestras interacciones con otros, con el medioambiente y con el planeta en general. Es aquello en que toda nuestra suma y resta nos ha aportado y enseñado, y donde también podemos aportar en la suma y resta de otros.

Así, la felicidad es algo al alcance de todos de una u otra forma, con más o menos dificultades. Es algo donde también podemos ayudar a otros a facilitar ese acceso y esa experiencia, con nuestras acciones y nuestra humanidad compartida (con humanos y todo otro ser vivo, como nuestro planeta). Es algo que podemos aprender, practicar para mejorar y enseñar, así como siempre ir descubriendo nuevas formas de ser feliz y de desarrollar el bienestar, desde las cosas más simples (despertar y agradecer el sol de la mañana) hasta las más complejas posibles.

Si lo leído te ha parecido interesante y quieres trabajar en tu felicidad y bienestar, no dudes en contactarme. Estaré feliz de ayudarte!

¡Feliz Día Internacional de la Felicidad, y feliz objetivo humano compartido fundamental!

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