Mindfulness

¿Te ha pasado alguna vez que sientes un dolor corporal (la espalda, un hombro, el cuello, la cabeza, etc.) y simplemente lo ignoras porque tienes que seguir haciendo otras cosas, hasta el punto de acostumbrarte a tenerlo ahí? ¿O estar leyendo o estudiando algo, para luego darte cuenta que pasaste muchas páginas sin leer nada porque divagaste en montones de diferentes pensamientos (y/o preocupaciones) que aparecieron de la nada? ¿O quizás también, sentirte muy ansioso durante el día por todas las cosas que tienes que hacer o que te preocupan, y por ejemplo luego encontrarte automáticamente comiendo algo para aplacar esa ansiedad, sin siquiera darte cuenta cuánto has comido porque además estabas haciendo otras cosas al mismo tiempo?

Si al menos uno de los ejemplos anteriores te identifica, sabes entonces lo estresante que es el lidiar con los pensamientos y la automaticidad de la rutina diaria, y las cuentas que esto va pasando en el camino: sensaciones de culpa, remordimiento, dificultad de concentración, angustia, tristeza, depresión, sentimiento de inutilidad o ineficacia, entre otros. Y si has experimentado estas emociones, quizás habrás notado también que entre más se presentan estas más se acentúan los síntomas de malestar y sufrimiento, así como las conductas previamente descritas u otras símiles, generando un círculo vicioso del que muchas veces pareciera muy difícil poder salir. La buena noticia es que existen formas de abordar estas dificultades de forma saludable y sostenible en el tiempo, siendo una de las que mejores resultados ha ido demostrando es el Mindfulness.

¿Y qué es el Mindfulness? Desde mi experiencia y formación, entiendo e imparto el Mindfulness (también conocido como “Atención Plena” –entre otros nombres en castellano-) como una metodología que involucra un conjunto de prácticas, ejercicios y herramientas que nos permiten crear una mayor conciencia y conexión con nosotros mismos, nuestras emociones y pensamientos en el momento presente, así como una manera de observarlos y abordarlos mucho más amable y acogedora (sin juzgarlos) que lo que habitualmente hacemos, que tiende a ser más crítico y duro con uno mismo. Desde esta misma perspectiva, no son “técnicas” (pues no siempre vas a obtener exactamente el mismo resultado) ni tampoco es “aspirina mental” (que solucione todo y lo deje todo color de rosa), sino más bien un entrenamiento para navegar las olas de nuestra mente y nuestra vida de la mejor manera posible, desde una actitud de vida diferente.

Las prácticas de Mindfulness se basan en algunos tipos de meditación budista (aunque no tiene un carácter religioso en ello) así como en ejercicios para la vida cotidiana. Se han desarrollado distintos abordajes y programas, siendo algunos de los más conocidos internacionalmente:

MBSR

(Mindfulness Based Stress Reduction, o Reducción del Estrés Basada en Atención Plena) creado por Jon Kabat-Zinn en la década de 1970 en la Universidad de Massachusetts, como una forma de abordar el estrés y el dolor crónico en pacientes con enfermedades crónicas;

MBCT

(Mindfulness Based Cognitive Therapy, o Terapia Cognitiva Basada en la Atención Plena) desarrollada por Zindel V. Segal, Mark G. Williams y John D. Teasdale a través de la Universidad de Oxford en la década de 1990, con el propósito de prevenir las recaídas en pacientes con depresión recurrente, abordando la sintomatología asociada desde los aprendizajes que transmiten las prácticas de Mindfulness;

MBRP

(Mindfulness Based Relapse Prevention, o Prevención de Recaídas Basadas en Atención Plena), desarrollado por Alan Marlatt en 2005 con el propósito de tratar las posibles recaídas en pacientes drogodependientes; o

MB-EAT

(Minduflness Based Eating Awareness Training), desarrollado por la Dra. Jean Kisteller en la Universidad de Duke en 2014, o Mindful Eating (Alimentación Consciente) desarrollado por Jan Chozen Bays en 2016, ambos programas enfocados en entrenar una nueva forma de relacionarnos con la alimentación, de manera consciente y no automática, diferenciando por ejemplo distintos “tipos de hambre” y nuestras motivaciones para alimentarnos.

El formato habitual en que se realiza el entrenamiento inicial para ir trabajando con las herramientas que provee Mindfulness suele ser a través de cursos y talleres grupales de distinta duración, siendo la más común un formato de 8 semanas de duración, una vez por semana, aproximadamente durante 2 hrs. a 2:30 hrs., y una jornada completa de actividades intermedia. También existen otros cursos introductorios que pueden realizarse en formato de 4 sesiones de similar duración, todas con el propósito de comenzar a explorar las prácticas y herramientas que provee esta metodología y comenzar a preparar el terreno para cultivarlas a través de la práctica cotidiana, así como también a través de espacios de continuidad tras los cursos y talleres. La experiencia grupal, además, conlleva la posibilidad de complementar perspectivas y experiencias no en formato de “terapia grupal”, sino desde lo que conocemos como “humanidad compartida”, aquella que nos permite conectar con otros y sus experiencias que en muchas ocasiones son más comunes con las nuestras que lo que imaginaríamos.

Si sientes que esto te podría ayudar, ¡no dudes en contactarme! Trabajo con programas de 8 y 4 sesiones en formato grupal, y también en actividades introductorias en formato individual, además de charlas introductorias o talleres para organizaciones diversas.

¡Un abrazo!

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